De ateo a ser el obispo que se enfrentó a Rodríguez Saá ¿Quién fue Jorge Lona?
En sus años al frente de la Iglesia de San Luis ocupó un rol central en el plano público sobre todo ante el avance del Gobierno contra las instituciones.
A los 86 años y tras luchar contra una enfermedad que lo mantenía internado en el Hospital Español de Mendoza, el obispo emérito, Jorge Luis Lona falleció este viernes al mediodía.
La noticia provocó dolor en la comunidad de San Luis.
Tuvo un papel en los primeros años de este siglo, en medio de la crisis social y política más fuerte desde el regreso a la democracia.
Su historia comenzó lejos de aquí.
Lona nació en Buenos Aires el 24 de noviembre de 1935. Durante sus primeros años estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires y luego logró graduarse de ingeniero agrónomo en Mendoza.
Junto a otros profesionales arribó a San Juan en 1964 para armar la Estación Experimental Agropecuaria de San Juan, con sede en Pocito. Su importante trabajo lo llevó a ser el primer presidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en esa provincia.
En la entidad armó equipos de trabajo, realizó ensayos y dictó conferencias tanto en el país como en el extranjero. Se especializó en genética hortícola y hasta fue becado en Francia gracias a la creación de la variedad de cebolla “Valcatorce INTA”, conocida por su alta calidad.
Fue en estos años que mantuvo una distante relación con la religión, incluso confesó ser ateo de los 18 a los 28 años.
Cumplidos los 40, todo cambió. Fue el “llamado de Dios”.
Abandonó sus prejuicios sobre la religión y la vida sacerdotal. Se dejó llevar por lo que ya aparecía como un deseo vocacional de ser cura y entró en el seminario de Rosario en 1973.
"Sentí pánico cuando escuché el llamado de Dios, después de un año y medio dejé todo y decidí ingresar al seminario", recordó Lona a uno de los medios de San Juan.
Se ordenó sacerdote en diciembre de 1979 y se desempeñó como tal durante 21 años en la vecina provincia en iglesias como la de Luján, de La Merced y la Catedral, entre otras. También trabajó como vicario de Educación en el clero.
El nuevo milenio lo llevó por otros rumbos. El pueblo puntano y Lona cruzarían caminos.
Con la salida de monseñor Juan Rodolfo Laise, fue nombrado obispo coadjutor de San Luis, con derecho a sucesión, en noviembre de 2000 y el 6 de junio del 2011 asumió plenamente la conducción de la diócesis. Renunció a su cargo por su edad el 22 de febrero de 2011.
Su arribo ocurrió en la escalada de la crisis a nivel política, económica y social nacional y, la crisis que provocó Alberto Rodríguez Saá a los pocos meses de iniciar su primer mandato al avanzar sobre varias sectores e instituciones, algunas vinculadas directamente a la Iglesia.
El conflicto arrancó a poco tiempo de que Lona asumiera cuando Alberto Rodríguez Saá se refirió peyorativamente a los postulados de la Iglesia y consideró a la Biblia poco menos que “un libro de ciencia ficción”. Esto puso los pelos de punta de Lona, un obispo conservador y nada inclinado a callarse la boca.
Los siguientes rounds se suscitaron en el transcurso de los años.
Por ejemplo, un proyecto de ley de cultos provincial impulsado por el mandatario, quien se oponía a reconocer la preponderancia local del catolicismo, como quería el obispo o la denuncia por parte de la Comisión de Derechos Humanos de la provincia que acusó a un sacerdote por discriminación.
También hay que sumarle cuando Rodríguez Saá ofrecía un show donde un humorista parodiaba a la Virgen María o cuando no le permitió a la Iglesia contar con un templo en la recién inaugurada Ciudad de La Punta.
De nuevo, el Obispado puso el grito en el cielo por considerarlo ofensivo. Lona, lejos de callarse, los calificó como ataques y definió a Rodríguez Saá como "fanático anticatólico", sin eufemismos.
"Tenemos que poner algo en claro: en San Luis existe un grupo de fanáticos anticatólicos, reducido en número, pero poderoso por su profundo enquistamiento en el gobierno provincial”, dijo en su momento.
El enfrentamiento con el gobernador se recrudeció a fines del 2003 y comienzos del 2004 cuando lo acusó abiertamente de atacar y agraviar a la Iglesia Católica.
Uno de los puntos claves para comprender el enfrentamiento fue que el Gobierno buscaba, a toda cosa, la intervención de las instituciones tal como del instituto de menores Colonia Hogar por presuntas irregularidades, que estaba a cargo de los religiosos terciarios capuchinos.
Todo derivó en una masiva manifestación de sacerdotes, monjas y unos tres mil fieles que marcharon por las calles de la capital puntana hasta la Casa de Gobierno en protesta por la medida.
Las declaraciones de esos días fueron claras por parte de Lona: “Esta actitud es incomprensible, arbitraria, injusta, agraviante y dolorosa”.
Desde ese momento, el obispo se unió a los reclamos de la Multisectorial, cuya demanda más importante era la renuncia de Rodríguez Saá y la intervención federal a la provincia.
Todo derivó en el Puntanazo, hito histórico caracterizado por la brutal represión a los docentes por parte de las fuerzas de seguridad provincial.
La imagen del obispo al frente de la iglesia Catedral ante los medios junto a su lectura de una carta abierta, todavía resuena.
Su presencia como obispo de San Luis se extendió hasta los 75 años y en febrero de 2011 dejó de ser la máxima autoridad católica puntana, cargo que ocuparía monseñor Pedro Martínez.
Luego se trasladó a Mendoza como obispo emérito para vivir cercano a sus familiares, y continuando tareas en la Conferencia Episcopal Argentina como delegado regional de Cuyo.
Con la muerte de Lona se va una parte de la historia reciente de la provincia que lo posicionó como uno de los actores más activos de una sociedad que veía cómo el Gobierno arrasaba con lo que se le ponía al frente.